Nos sentimos unidos a los movimientos sociales reivindicativos bien sea en la lucha por los derechos laborales de nuestros profesionales o en las fórmulas alternativas de puesta en valor. Actualmente, nuestra profesión ofrece un panorama desolador para aquellos/as que pretenden trabajar esta disciplina.
La arqueología preventiva está privatizada desde sus orígenes, el mundo de la investigación profesional tiene un acceso complicado condicionado por la escasez de becas y la economía de mercado.
Si analizamos la situación de la puesta en valor de grandes espacios patrimoniales vemos como el resultado ha sido en muchos casos la gentrificación y la dependencia directa del turismo o las subvenciones como factor de desarrollo y no la protección y uso social de dichos espacios, algo que choca de manera directa con nuestra manera de entender cómo proteger y usar el legado del pasado.

Consideramos que el patrimonio es un arma en la lucha social, el pasado nos permite poder crear narrativas que lleguen a la sociedad con un mensaje. Encontrar fórmulas alternativas de puesta en valor es una obligación para nosotros.